domingo, 6 de marzo de 2011

Combate solitario

Cuando ayer compartimos el lecho cansado, besos, abrazos, orgasmos, Tiempo... ¿qué quería el destino decirnos con eso? ¿Merece la pena pensarse en aquel momento?
Derrocar la última muralla del pudor, malgastar las ideas en carne muerta, cuando mi juramento es solo para ella. ¡Y tu me hiciste profanar su huella!
Soy el arrullo de un Silencio que grave te pesa, soy la nefasta hora de cargada tristeza, pues ahora pagaremos TU y YO por lo que mancillamos. Nada más, nada menos, que el recuerdo de Elena.
Me retiro iracundo, violento, porque es solo a Élla, a Élla, a quien mis pensamientos pertenecen, mis oidos escuchan, mi Verdad se desvela. Son para sus tibios andares de gleba, para sus risas péculas, para sus vídrios desenfocados que nunca aciertan. ¿Qué más decir? Si, que soy de, por y para Élla.
Véte, Véte, Véte odioso fantasma y dejame en tierra. ¡No quiero volar, no quiero reir, no quiero jugar!

¡MI VOLUNTAD ES EL DEBER QUE EN LA IDEA DE ELENA LEGITIMAMENTE DETENTA!

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