lunes, 11 de abril de 2011

Elena

Eras palabra de mis horas
infanta, niña que enloquece
cantabas violetas amapolas
amor viniste a adolecerme

Presencia, vacía pero hiriente
verano triste caracolas
recogíamos de la mano sonrientes
en sueño platónico, caducifolio

Grito mudo, pero Grito
rapto solo en las olas
soy Yo, gritando a tus ventanas
atareadas ahora por el Ruido.

Derma terciopelo
brisa, centelleo
oro Olímpico labrado
son tus rubios cabellos

Rosetones primavereos
de inescrutable ternura
dejaban caer tus besos
a mi trastornada figura

Tu abandono no es motivo
para que mi promesa venza
pues es y será eterna
como tu inato Ardillismo


Gracias por todo, Elena.

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